Nutrición y depresión

Nuestra dieta afecta no solo al cuerpo y al estado físico, sino también a la psique. Por ejemplo, la baja ingesta de frutas y verduras puede aumentar el riesgo de depresión, informan científicos canadienses. Un estudio a largo plazo realizado por la Universidad de Toronto involucró a hombres y mujeres de 27.000 desde 45 hasta 85 años que han estado con 20 durante años. Los sujetos participaron en extensos exámenes físicos y proporcionaron información sobre sus hábitos alimenticios y de estilo de vida. Sobre la base de diez preguntas, se evaluó mediante una escala de puntos si los participantes sufrían una depresión.

Las mujeres que comían menos de dos porciones de frutas y verduras diariamente tenían un mayor riesgo de depresión. Además, el consumo de bocadillos salados, chocolate y jugo de fruta pura tuvo un impacto negativo en la salud mental. En los hombres, los estados depresivos eran más propensos a comer chocolate y menos frutas y verduras con mayor frecuencia.

El efecto positivo del consumo de frutas y verduras probablemente se deba a los valiosos ingredientes, explican los científicos en la revista "BMC Psychiatry". Los minerales como el magnesio, el zinc, el selenio y varias vitaminas reducen la concentración de la llamada proteína C reactiva (PCR) en el plasma sanguíneo. Es un marcador de inflamación asociado con la depresión. Los antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E y el ácido fólico reducen el efecto del estrés oxidativo en la salud mental.

Además, un mayor consumo de ácidos grasos omega-3 (por ejemplo, del aceite de colza) parece tener un efecto positivo en la psique. Los ácidos grasos Omega-3 podrían afectar positivamente la fluidez y la composición de la membrana celular y, por lo tanto, la liberación de los mensajeros serotonina y dopamina en el cerebro.

Sin embargo, además de la nutrición, muchos otros factores están relacionados con la salud mental. Las interacciones multifacéticas y los mecanismos biológicos deben investigarse más a fondo en estudios posteriores. Por lo tanto, los resultados deben interpretarse con precaución, enfatizan los autores.

Heike Kreutz, www.bzfe.de

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