Las ofertas en el quiosco de la escuela necesitan mejorar
Se necesitan iniciativas de profesores, padres y estudiantes
Especialmente los estudiantes mayores ya no tienen ganas de almorzar en casa y prefieren comprar algo para comer mientras viajan. Algunas personas gastan el dinero que llevan consigo en caramelos, juguetes, golosinas o artículos similares de camino al colegio. Cuando les ataca el hambre durante la mañana escolar, no comen nada o ningún refrigerio saludable para reponer sus reservas de energía y mantenerse en forma y productivos hasta el final de la clase. Un quiosco escolar, un snack bar o una cafetería en la escuela pueden mejorar la situación alimentaria de los estudiantes. El requisito previo es que la selección de alimentos que se ofrecen se base en una dieta sana y equilibrada y ofrezca una alternativa al quiosco de la esquina. Con un poco de compromiso por parte de estudiantes, profesores y padres, se puede implementar uno de los siguientes modelos: El modelo del cuidador: en muchas escuelas es común que el cuidador dirija un pequeño quiosco. Pero a menudo hay muy poco que sea saludable y tenga buen sabor. Los padres, los representantes de los estudiantes y la dirección de la escuela deben trabajar con el cuidador para preparar una variedad de productos saludables. Ventaja: En un grupo así todos pueden aportar sus intereses e ideas. El modelo de proveedor profesional: en este caso, algunas empresas venden una amplia gama en contenedores en el patio del colegio con sus propios empleados. Esta solución puede resultar práctica porque el operador organiza todo, lo vende y conoce las normas de las autoridades de control alimentario. Sin embargo, la oferta a menudo no cumple con los requisitos para unas comidas de descanso saludables. El modelo de los padres: En algunas escuelas, los padres comprometidos se han hecho cargo de las comidas escolares en consulta con la dirección de la escuela y posiblemente después de crear una asociación. Como ocurre con todos los puestos de voluntariado, aquí surge la pregunta: ¿habrá suficientes voluntarios a largo plazo? El modelo profesor-alumno: aquí, los profesores y los estudiantes son los principales responsables. Por supuesto, un quiosco de este tipo implica mucho trabajo para todos los involucrados, pero también es un viaje que vale la pena. Por ejemplo, los cursos o clases de economía doméstica pueden rotar los desayunos con alimentos integrales. La ventaja es que los estudiantes participan y tienen voz y voto en lo que se ofrece.Para todos los modelos, tiene sentido que los estudiantes participen activamente en la organización e implementación. Muchos ejemplos prácticos en las escuelas lo dejan claro: cualquiera que quiera mejorar la situación del desayuno en su escuela puede hacerlo. Las afirmaciones generales de que “la situación escolar no nos permite ofrecer un desayuno saludable todos los días” son simplemente prejuicios. Comience con pequeños pasos, por ejemplo como parte de una semana de proyectos o un festival escolar. Luego podrás centrarte en ampliar el proyecto y encontrar aliados entre estudiantes, profesores y padres. Y cuando todo va bien, las actividades regulares previenen cualquier signo de fatiga.